Por qué nuestro hijos, que son lo más importante de nuestra vida, nos sacan de quicio? ¿Por qué repetimos los patrones que menos nos gustan de nuestros propios padres?

¿Por qué no tenemos tiempo de disfrutar leyendo un cuento tranquilamente a nuestros hijos, o de disfrutar del rato que estamos con ellos en el parque?

¿No sería maravilloso poder aprender e integrar en nuestra vida un modelo de educación consciente y coherente, que hiciera la vida más fácil y con el que disfrutáramos mucho más de nuestros hijos?

La práctica de Mindfulness no nos da pautas y reglas a seguir, pero sí nos abre los ojos a cómo estamos educando a nuestros hijos y nos permite decidir cómo queremos educarlos de manera consciente, y no heredada, prestada o llena de automatismos. Nos lleva a ser padres conscientes de sus actos y responsabilidades, atentos a las necesidades del niño, flexibles y muy importante, mostrando empatía y compasión ante todas las situaciones.

Actualmente el modelo familiar está en transformación, la tendencia actual es establecer familias con menor número de hijos. Nadie enseña a ser padre, pero además, el ritmo de vida “date prisa” acelerado, y las múltiples ocupaciones y actividades de padres e hijos restan tiempo y energía para la labor que constituye la crianza y educación de los niños.

“Venga, vamos” Son algunas de las frases que los niños oyen desde que se levantan.

No existen recetas mágicas para educar, sino personas siempre en proceso de cambio ante un entorno igualmente cambiante. En este escenario de flujo constante, es frecuente que tanto padres como hijos desarrollen patrones rígidos de comportamiento que provocan respuestas automáticas por la práctica repetida. Cuando una respuesta se encuentra muy automatizada resulta muy difícil de cambiar, y suele estar asociada a un nivel de conciencia escaso de lo que en realidad sucede.

“Es increíble comprobar cómo cambia radicalmente la actitud de los niños en cuanto perciben que estamos con ellos con nuestros cinco sentidos. La relación padre-hijo se convierte entonces en un flujo constante: las tensiones desaparecen y se alcanza una mágica sensación de gratitud y equilibrio”.

El trabajo con los padres/madres se realiza de forma grupal en sucesivas sesiones. El enfoque de los talleres es eminentemente práctico y por supuesto se da espacio a los participantes para compartir experiencias con las prácticas y las vivencias con los hijos.

Mindfulness no dice cómo educar. Ayuda a darse cuenta de cómo se educa, y a decidir responsablemente cómo educar.

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